viernes, 4 de septiembre de 2009

Segunda semana, jueves, control III

El delegado del Gobierno me invitó a sentarme en un cómodo sillón de cuero, bastante más acogedor que el camastro de felpa de los calabozos, y me preguntó si quería algo de desayunar. Sobre su mesa se acumulaban vasos de café y bandejas de una confitería cercana. Rechacé la invitación con toda la educación que me permitía el odio que sentía hacia ese hombre, responsable de mis estancia en la comisaría.
- Me alegro de que no te ocurriera nada allí abajo, me han dicho que os rescataron por los pelos- sonrió y abrió una carpeta depositada frente a él- Siento lo que te ha ocurrido y acepto mi responsabilidad. Pero ha llegado el momento de compensarte. No sé si te han explicado ya los acuerdos alcanzados en la cumbre de Madrid pero si aceptas mi proposición no sólo los conocerás sino que serás parte activa en ellos.
- ¿Proposición?- pregunté totalmente descolocado. Esperaba de ese hombre no una disculpa, más bien que clamara por su vida mientras le pisaba el cuello. Pero una proposición...
- Claro que sí. El Gobierno ha ordenado la creación de unas comisiones de crisis en cada región de España que agrupen a los mandos de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, es decir, a nosotros; a los servicios sanitarios y de emergencias de la Comunidad Autónoma, a los cuerpos locales de Policía y a representantes militares. Tenemos que dirigir y canalizar toda la estrategia de respuesta contra la crisis. De momento parece que hemos conseguido atajarla, pero hay que seguir alerta, ya que otras regiones no han tenido la misma suerte. Yo dirigiré la comisión y necesito a varios periodistas que sean capaces de comprender el problema al que nos enfrentamos, que huyan de sensacionalismos y entiendan la prioridad del interés general. Tú puedes formar parte de este equipo, tendremos todo el poder.
Atendió una llamada que pasaron a su despacho con respuestas cortas y contundentes. Su semblante cambió durante la conversación, pero al colgar volvió a sonreírme.
- Bueno, ¿qué te parece?- preguntó.
- Me parece que tengo que rechazar la oferta. No creo que me interese trabajar en su equipo- le respondí.
- ¡Por favor Pedro! Háblame de tú. ¿Estás seguro de lo que dices? Desde Madrid se preparan planes menos publicitados por si la situación empeora. Si eso llega a ocurrir, te ayudará estar junto a los que tienen el mando. Ya me entiendes.
- Si eso llega a ocurrir, la última persona que querría tener cerca de mí es a usted- dije escandalizado- Y ahora si es posible me gustaría volver con mi familia.
El delegado comenzó a reírse.
- ¡Claro, claro! No hay nada contra ti, puedes marcharte.

Salí de la Delegación evitando la dirección en la que estaban mis compañeros de la prensa. Necesitaba hablar con mis padres y contarles que me encontraba bien, pero no sabía dónde estaban y mi teléfono móvil había muerto durante el episodio de la terraza. Cogí la avenida del río Segura camino de su casa, esperando que estuvieran allí.
Eran las nueve de la mañana y la ciudad despertaba. Pero no era la misma que había dejado antes de mi particular descenso a los infiernos. La Gran Vía tenía muy poco tráfico y apenas había peatones por las aceras. Según me explicaron en la Delegación, las clases habían sido suspendidas temporalmente y casi todos los empleados de la Administración habían recibido vacaciones obligatorias. Estado, Comunidad y Ayuntamiento sólo mantenía los servicios esenciales (seguridad, sanidad, emergencias, ...).
Al llegar a la altura de la Plaza de Santa Isabel, en las cercanías de mi periódico, vi a un par de agentes de la Policía Local equipados con escopetas. La gente dibujaba un gran círculo en la acera al cruzárselos, se quedaban mirando con curiosidad e incluso les hacían fotografías con el móvil. Encontré otras dos patrullas similares hasta que salí del centro de la ciudad. Mi padres vivían en un tranquilo barrio residencial de las afueras, que hacía varios años que estaba completamente integrado en la ciudad.
Al llegar a casa los vi en la puerta. Mi madre me comió a besos y abrazos. Había oído en la radio lo ocurrido en la comisaría y en ese momento se dirigían allí en mi busca. Les conté todo lo ocurrido frente al primer desayuno como dios manda que probaba en mucho tiempo. Me duché y pillé mi antigua cama como un niño pequeño. Estaba exhausto.

1 comentario:

Yurinka dijo...

Hola amiguetes, a partir de hoy iré un poco más lento con los post ya que empiezo a trabajar por las tardes (creo) y la oposiciones se acercan. Por cierto, dado el triunfo de los comentarios maldigo a la señorita que me pidió que los pusiera.
Por otro lado, sólo para los fickis de los zombies, me parece que en octubre estrenan Rec2. A mí la primera no me gustó mucho así que no sé como será la segunda, pero el trailer que he podido ver es sencillamente cojonudo, con la canción de Suspiros de España. Allá va la dirección:
http://www.youtube.com/watch?v=hI2Z0Q5Ca1o&feature=fvsr